¿Qué
se debe considerar para que un emprendimiento sea considerado
social?
Por MBA Javier García Blásquez López
Recuerdo que hace algún tiempo, escuché a un
emprendedor social decir “la diferencia entre un emprendedor tradicional y un emprendedor
social es que nosotros vamos de la indignación a la acción y a ellos los mueve
exclusivamente la oportunidad de negocio”.
Estas palabras me estimularon a la reflexión y
en este proceso fui encontrando el propósito superior que envuelve a todo
emprendedor social y ambiental. Ese propósito es precisamente “no quedarse de
brazos cruzados”, es movilizarse para realizar un cambio, una transformación de
la situación observada a la situación deseada. Este emprendimiento, en muchos
casos, nace sin conocimientos previos, sin estudios de mercado, sin presupuesto
y sin un norte empresarial muy definido.
Sin embargo; sí emerge con una visión
extremadamente clara de la problemática que necesita solucionar, la cual se convierte también en el combustible
motivador que lo alimenta en su lucha por la transformación social para la
construcción del mundo que queremos y nos merecemos.
Al emprendedor tradicional lo moviliza el objetivo
de encontrar “el océano azul”,
el mismo que se encuentra asociado con un desarrollo económico en la mayoría de
los casos, con estudios previos o con un cuantioso capital más un olfato empresarial
que lo determina a conquistar esa oportunidad.
Basándonos en esta reflexión, podemos
visibilizar como el campo de acción del emprendimiento social y ambiental se
aplica a diferentes líneas de impacto:
· Medio
ambiental,
· Inclusión
social,
·
Educación,
·
Salud,
·
Desarrollo
económico y
·
Participación
ciudadana.
Debido a que el concepto de emprendedor social es
bastante nuevo, la mayoría de definiciones parten por indicar que son
movimientos con un alto componente de innovación y que se desarrollan para
lograr una transformación social. Sin embargo, no existe un consenso para
explicar el concepto de modelo de negocio, puesto que algunas definiciones
indican que si bien el modelo es de alto impacto social, debe tener un marcado
brazo financiero (un ingreso constante aunque no necesariamente fijo). En este
grupo se ubican las empresas sociales, las empresas híbridas y las empresas con
propósito. Otras corrientes son más inclusivas e integran en este grupo a las congregaciones,
colectivos, voluntariados y asociaciones con o sin fines de lucro, que están
orientados a fines similares, pero que no ponen en evidencia alguna fuente
formal de ingresos por actividad comercial o de servicios.
La actual legislación no admite empresas
sociales ni híbridas, es decir, de acuerdo a ley, todas están consideradas como
empresas y, por tanto, deben tributar de la misma forma. En esta situación, la mayoría de empresas sociales (emprendimientos
sociales con brazo financiero) enfrentan la primera gran muralla, pues al no
ser la obtención de recursos el objetivo principal más sí el que les brinda la
posibilidad de la sostenibilidad financiera, la tributación se convierte en una
soga que termina por ahogar a varias de estas organizaciones.
En los últimos meses, el congresista Alberto de
Belaunde ha presentado un proyecto de ley para regular las empresas de
beneficio e interés colectivo.
Este presenta un modelo empresarial moderno, con una visión más amplia e
inclusiva, en el que no se prioriza la rentabilidad financiera sino el triple
impacto: ambiental, social y económico.
Este proyecto de ley alentaría a muchos
emprendedores sociales a seguir trabajando en la tareas que el Estado no tiene
capacidad para realizar y, de esta forma, contribuirían de una manera más justa
al desarrollo social de nuestro país.
·
¿Qué
debe ser lo primero que no se debe hacer para alcanzar a ser un emprendimiento
social?
En este mundo que cada día avanza más aceleradamente,
difícilmente nos detenemos a pensar sobre ¿qué hicimos mal?, ¿en qué fallé?, ¿cómo
puedo hacerlo mejor?, ¿a quién o a quiénes puedo recurrir para pedir apoyo
asesoría o ayuda? En este acelerado proceso, los emprendimientos sociales y
ambientales encuentran constantemente un motivo para desistir. Muchos de ellos,
por las pocas estrategias del management
y de negocios, suelen sucumbir ante la presión social (paradójico y en muchos
casos familiar), las cuentas por pagar que van in crescendo, las responsabilidades y con ello terminan saliendo
del ecosistema social, sin saberlo, sin quererlo y sin poder tener las
estrategias y herramientas necesarias para revertir las dificultades asociadas
al crecimiento organizacional. Estas problemáticas se presentan en todos los estratos
sociales en los que se desarrollan estos emprendimientos, así como en todas las
zonas geográficas de nuestro país y si hacemos una comparación con el mundo,
también podremos observarlos en otras regiones.
En el caso peruano, podemos beneficiarnos de
varios aprendizajes basados en la experiencia de trabajo con emprendimientos
sociales en diversas regiones. Con ellos, nos vamos nutriendo de buenas y malas
prácticas, de casos de emprendedores que siguen en la lucha y otros que la
abandonan.
En resumen y fundamentados en nuestro recorrido
por todo el territorio nacional buscando emprendedores sociales, hemos
aprendido muchas lecciones valiosas de lo que no se debe hacer. Las mismas
que compartimos con los jóvenes que se
aventuran a este modelo empresarial:
1.
No
te enamores del proyecto, enamórate del propósito que te impulsa a hacer
esa transformación social.
2.
No
busques el modelo perfecto para empezar, busca la compañía perfecta para
moverte.
3.
No
existe emprendimiento perfecto de laboratorio, pues cuando lo tengas, el
ecosistema ya habrá cambiado y tu proyecto no será necesario o ya habrá otro
que lo haga mejor.
4.
No
busques personas iguales a ti, busca personas diferentes, pero con el mismo propósito.
5.
Ser
emprendedor es un reto muy riguroso y difícil. Después del paso inicial, se
pasará un largo periodo en el llamado “valle de la muerte”. Ser emprendedor
social es mucho más duro que el emprendedor tradicional y su despegue es más
lento.
6.
Todas
las historias de éxito que escucharás son “las fotografías” que se muestran
luego de mil caídas, desilusiones, falta de apoyo y rechazo de tus círculos más
cercanos.
7.
Debes
tener muy en claro el propósito que te moviliza a sacar adelante el emprendimiento
pues, en algunos casos, será el único elemento motivador que te mantendrá a flote
en esta aventura.
De todas las lecciones, quizá la más poderosa es la número 1, enfatizamos
en ello pues, a veces, nos enamoramos de ese “hijo” y tratamos de perfeccionar
algo que tal vez ya no sirve o no podrá ser aplicado. Sin embargo, si estamos
enamorados del propósito que nos movilizó, podemos cambiar las estrategias, las
personas, los lugares, los recursos hasta encontrar la ruta correcta que nos
permita, en un “beta” permanente, seguir luchando para lograr nuestro propósito
social.
·
¿Qué actividad económica se presta
más para un emprendimiento social?
Si tenemos como punto de partida que
un emprendimiento social o ambiental
busca solucionar un problema latente y este problema se puede dar en
casi cualquier área de desarrollo humano: medio ambiental, inclusión social,
educación, salud, desarrollo económico y participación ciudadana, entonces
también podremos observar actividad económica en ellos.
Analizando el ecosistema, las
grandes empresas, el corporativo, compra cantidades inmensas de artículos para
el área de imagen, artículos para fortalecer su marca e imagen corporativa,
artículos que no están relacionados con el core
business de la organización, pero que están dentro de su presupuesto
regular.
Estas compras de artículos y
servicios se generan en diversas áreas, por ejemplo, por una cuestión legal,
toda empresa debe tener 3% de colaboradores con alguna discapacidad (inclusión
laboral); sin embargo, las empresas no están preparadas para dar atención y
valorar a estos talentos. ¿Acaso solo están dándoles un espacio para cumplir
con la ley? O tal vez, invertir en formación y diseño de espacios idóneos para
aprovechar los talentos muchas veces desperdiciados por desconocimiento. Ese es
un ejemplo claro de emprendimientos sociales que trabajan en inclusión laboral.
Las empresas entregan regalos para
fortalecer su marca, muchos de ellos son comprados por la ley de oferta y demanda
adquiriéndose, por cuestión de precios, a veces sin conocer la cadena de valor
o si es que los proveedores han tenido buenas prácticas. Ante ello, emergen
proveedores de impacto, proveedores que tienen una cadena de valor definida,
clara y proveen artículos reciclados, confeccionados con material reusable,
todos ellos con mención especial de recordación de conciencia ambiental. Esos
emprendimientos tienen una clara visión medioambiental.
Nuestro país es uno de los lugares
con mayor índice de violencia contra la mujer. Una de las causas es que la mujer vive
subyugada al control machista, pues es el hombre es el único gestor de la
economía de la casa. En este marco, surgen proyectos que valoran la labor de la
mujer, la empoderan, capacitan y pagan por su trabajo en diversas
categorías. Este es un típico proyecto
de participación ciudadana y desarrollo económico.
Existe, hoy en día, una dinámica
corriente a favor del voluntariado; sin embargo, las empresas están más concentradas
en su labor regular. Ante esta situación, surgen organizaciones que buscan
conectar y brindar un servicio de acompañamiento a estas empresas para que su personal
pueda realizar voluntariados profesionales y así mejoren notablemente el clima
organizacional.
Los diferentes modelos que coexisten
en todo el Perú proveen la gran esperanza de que estos emprendimientos han
llegado para quedarse y que, día a día,
profesionalizan más su labor y, en un breve plazo, serán la piedra
angular en el desarrollo económico y social de nuestro país, siendo estas un
ejemplo de desarrollo en todas sus líneas.
“Estrategia del Océano Azul” de W. Chan Kim